Sabemos que todos los miembros
del MAVO están interesados en conocer cómo le fue a nuestro Comandante en la
XII salida vespera que celebraba la efeméride de la fundación de Vespeando (y
con el mazo dando). No os vamos a hacer esperar. Nuestra institución revolucionaria se ha colado en sus grupos de WhatsApp donde hemos leído verdaderas
falsedades: que si "buena la organización”, que si “qué bonita la tournée por
el casco de Toledo”… Nada, son mentiras que escriben desde dentro la propia
organización para fomentar un club que ya está a punto de hundirse. Aquí va la
verdadera crónica, sacada del diario personal de nuestro ínclito Comandante:
8’00 – Me levanto y miro mi agenda:
Recepción con la familia real de Dinamarca, no me apetece el contacto con
monarcas; teleconferencia con Ángela Merkel, ni de coña; diez llamadas perdidas
de Maduro, que le llame cuanto antes, que espere; una carta para el Papa, no
tengo ganas de escribir; un avión a las 11’00 para la entrega de los Oscar, qué
pereza… Y… me encuentro con: una salida a Toledo con los del Vespeando. Me
parto de risa tanto con esto último que decido, en un alarde de excentricidad, tomar mi Montse, hincharle la ruedas, echarle gasolina de 98, no del 95 (¿verdad
Fran?) y presentarme en El Rana.
10’00- Nos saludamos (o
nos damos el pésame por el desastre que vamos a vivir). Antonio dice que no va
porque tiene rota la moto, luego me entero de que está sancionado por el club para las
próximas dos salidas por su cercanía al MAVO. ¡Puñeteros tiranos!
10'30- Briefing. Fernando se pone
serio. Nos llama y… acudimos. Nos recuerda la normativa del club para circular por
las carreteras nacionales. Todos dicen que sí. (¿El club estará cambiando?).
10’35 – Salimos. Compruebo que el
club no está cambiando: cada uno hace lo que le sale de los cófanos. Óscar circula
por el arcén porque dice que por allí hace menos frío. ¡Vaya pardillo! No tiene
ni idea, por donde hacía menos frío era por la mediana.
12’10 (atentos a la hora) –
Chocolatada con churros. Todos tomamos cerveza menos Carlos que se toma un
chocolate con churros y se pone malo. Tres viajes al baño.
Se nos unen los vesperos de
Toledo: un placer, gente joven, con brío. Buenas motos y preparadas.
12’50 – La famosa gira por el
centro de Toledo. Lo que todos dicen: qué bonito.
La verdad: vergonzoso. La Ciudad
Imperial, la perla de Castilla, durante un cuarto de hora fue mancillada por el
ruido de dos docenas de motos; gente intoxicada en las calles por el capricho
de subir la mezcla de aceite para limpiar los carburadores; japoneses y alemanes asustados; uno de nosotros invita a subir a dos chicas a su moto (que soez); turistas
huyendo por los callejones como en los Sanfermines. Las vetustas paredes mudéjares
han recibido tanto hollín que la consejería de Cultura ha tenido que solicitar la
situación desastrosa. Hicimos más daño que en el asedio al Alcázar.
Y… ¿Qué bonito?... ¡Sinvergüenzas!
13’20 – Subimos al mirador y, la rigidez
de horario es tal, que me encuentro con uno de mis muchos compromisos públicos y
cuando me doy cuenta ya se han hecho el retrato de familia (ese que está en la
foto sí soy yo, pero pegado en postproducción con Photoshop) y, a ritmo de
corneta, ya se fueron para Yepes por Villasequilla. Por cierto, Villasequilla o
ya no está donde estaba o el alcalde cambió la señalización el sábado para que
los de Vespeando no intoxiquen a sus habitantes.
14’00 -Se descubre el verdadero
sentido del club: Yepes. El bar de Moe. Botellines por cajas, para gente que
luego se queja de los triglicéridos; huevos fritos para los que se quejan del
colesterol; y tortilla salada para los de la tensión. ¡Qué bonito, y hoy a coliflor
y fruta!
15’30 -Comida en La Ruta del Sol.
Solo para los que tienen el chaleco bueno (los dirigentes). Mariscada para los
jefes de más arriba y pechuga de pollo para el resto. Se recibe a un miembro
nuevo, se le dan unas pegatinas que le robaron en cuanto pudieron. Luego
sobremesa: una buena tertulia literaria. Javi nos habla sobre lo imprescindible
del “efecto” lírico en la obra amorosa de Neruda y nos extendemos a la novela
rusa de comienzos del XX: Pochorov, los hermanos Pizarrovich y Chelov, aquel
alegre bohemio al que se le olvidó acudir al entierro de su madre.
Ni un gintonic, ni nada.
Y poco más. A mí, a pesar de que odio
a esta gentuza, me gusta pagar su cuota anual del club, aunque no figure en su
nómina. Así soy yo de espléndido. Pero se creían que soy imbécil y me querían
hacer pagar 125 euros, y les dije que nanai, que yo no he visto en los
estatutos que haya subido la cuota, así que les pagué 120, como el año pasado.
Que, por cierto, aún no me han enviado el recibo ¡Si es que estos tíos no se
enteran!
(Por el arcén… Jajajaja, ¡qué pardillo!)
Comandante Garcea, de su diario
personal.
Felicidades y muchas gracias a
toda la organización, en especial a Fernando que fue su rostro, y también al
apoyo en cuatro ruedas de Rogelio. Bienvenidos a los
nuevos. Un verdadero placer.
He tomado las fotos para adornar esta crónica de las que enviáis al WhatsApp, no os menciono personalmente
porque no me figuran más que vuestros números de teléfono, soy nuevo en esta
tecnología. Cualquier asunto que moleste, o simplemente que no os apetezca que
se publique, mandadme un privado. Lo soluciono de inmediato.
Fe de erratas para la crónica del
pasado 23 de septiembre: lo lamento muchísimo, ya está solucionado, debía
poner fotógrafo, como así reza ahora (culpa
del corrector automático, que es un inútil). Un abrazo Fran.
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